#meborrodetwitter

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La verdad es que nunca he entendido Twitter del todo. Tengo mi cuenta, de vez en cuando lo ojeo, pero no lo pillo. Que se le dé tanta importancia a una plataforma en la que apenas puedes escribir un par de frases siempre me ha parecido exagerado. Aunque yo tompoco soy de elaborar mucho, de ahí este blog «irreflexivo» en el que apenas me explayo, pero bueno, el caso es que ahí esta y si a la gente le gusta…

Pero desde que Elon Musk se ha hecho con Twitter, con ese nivel de arrogancia y abuso, despidiendo a diestro y siniestro, forzando a su plantilla a «…trabajar muchas horas a gran intensidad. Solo un rendimiento excepcional constituirá un aprobado…«, pues nada, definitivamente que le den a Twitter.

Hasta hace poco Elon Musk me parecía un visionario que con su emprendimiento ha revolucionado la economía, desde las plataformas de pago con Paypal, los coches eléctricos con Tesla, y la industria espacial con SpaceX. Pero tanto éxito se le ha subido a la cabeza, se ha endiosado, algo probablemente inevitable si eres el hombre más rico del mundo y te crees el rey del mambo. Y con Twitter se ha pasado de frenada. Estoy a favor de una cultura del esfuerzo en la que todos tengamos que contribuir para lograr grandes cosas, pero con un equilibrio en el que se respete el espacio vital de las personas. Trabajar «muchas horas a gran intensidad» para que el hombre más rico del mundo se haga todavía más rico, pues que quieres que te diga, no lo veo.

En fin, mi humilde consejo para todo aquel que quiera escuchar: borremos Twitter de nuestros dispositivos, que le den, mucho, por el culo.