Lo de ser Teólogo siempre me ha extrañado. Y no es que trate de ser sarcástico, es que, de verdad, no lo pillo. Porque si estudias de forma racional la religión, ¿cómo puedes seguir creyendo en todos esos mitos?

Esto me ha venido a la mente otra vez al leer este artículo de un teólogo norteamericano, en el que busca, de forma desesperada diría yo, un alineamiento entre el Adán bíblico y los últimos estudios científicos de la evolución humana. Lo que propone es que Dios, hace un millón de años, eligió a una pareja de Homo heidelbergensis, antecesores del Homo Sapiens y el Homo Neanderthalensis, y les provocó una mutación genética que les hizo más inteligentes y les doto de alma…

Así que aquí tenemos a un individuo que reconoce, por impepinable, las evidencias de los estudios de la evolución humana, y encaja como buenamente puede a Dios, Adán, el Jardín del Edén, el manzano y la serpiente.

Manda güevos…