Los segundos pasan, uno detrás de otro, y no hemos encontrado la forma de que vuelvan a pasarse por aquí. No podemos deshacer el pasado pero sí reinventar el futuro, luchar contra la fuerza de la inercia, o desviar ese impulso para dirigirlo hacia una nueva dirección.
Reinventarse. O al menos intentarlo. Y volverlo a intentar.