Unos científicos australianos han puesto unas células de cerebro humano en una placa de Petri y las han puesto a jugar al Pong. Lo primero que te viene es la imagen de unos australianos bebiendo pintas de cerveza con uno que va y dice «Hay que no hay huevos…», porque la idea en sí tiene su aquel. Pero resulta que las células aprenden a jugar al jueguecito este en 5 minutos, superando a los sistemas de inteligiencia artificial que tardan 90.

No termino de entender el experimento, porque no sé que hacen las células exáctamente para jugar, pero los australianos se han puesto muy contentos y dicen que este es un paso muy importante para el desarrollo de tecnologías híbridas, mitad biológicas mitad artificiales.

Y si los aussies estos tienen razón, es realmente importante. El tiempo dirá si lo es, o simplemente se trata de la confusas consecuencias de una noche de farra de unos australianos. O si el siguiente experimento es lubricar las células con sidra para ver los efectos de unas células cerebrales jugando al Pong.