Me gusta el ajedrez, pero no soy muy buen jugador. Me precipito, no tengo la paciencia necesaria para analizar las posibilidades a las que te enfrentas en un tablero. Aunque, bueno, a decir verdad, son inabarcables.
«El cálculo en el ajedrez no se basa en uno más uno, sino más bien en descubrir un camino, un mapa que cambia constantemente ante nuestros ojos… Cada movimiento tiene cuatro o cinco respuestas posibles, más las cuatro respuestas correspondientes a cada movimiento, y así sucesivamente. La ramificación del abanico de las decisiones crece en progresión geométrica. Tan sólo cinco movimientos después de la posición inicial, ya plantea millones de posiciones posibles.»