En la serie documental Larry Charles’ Dangerous World of Comedy, Larry Charles, guionista de la serie Seinfield, entrevista a General Butt Naked, un señor de la guerra de Liberia y le pregunta a qué sabe la carne humana. Este le responde que algunas partes saben a costillas de cerdo.
Este general cumplía la función de hechicero y ejecutaba sacrificios humanos. En el documental cuenta, apesadumbrado, el último sacrificio que realizó, en el que una madre le suplicó que sacrificara a su hija de 3 años porque una enfermedad contagiosa estaba acabando con la vida de numerosas personas de su tribu. No fue la primera vez que hizo algo así, pero fue la última. De alguna forma, tras años de guerras y muerte, el General Butt Naked se cansó de matar.
Este tipo de pensamiento mágico, en el que se puede sacrificar a un ser humano para resolver un problema, ha sido normal durante miles de años. La historia de la Biblia en la que Abraham está a punto de sacrificar a su hijo porque Dios lo quiere va sobre esto, pero está escrita en un contexto en el que era normal sacrificar personas y lo que ofrece esta nueva religión es revolucionario: no hace falta matar a un ser humano en nombre de tu Dios. ¡En esta nueva religión eso no hace falta!
Pero pasan centenares, miles de años, ese contexto cae en el olvido, y lo que nos queda es una historia confusa en la que parece que el mensaje es seguir a tu Dios, aunque te pida hacer cosas horribles. Fe ciega en tu Dios. El mensaje original ha quedado totalmente adulterado, ya no tiene sentido.
Esta pérdida de sentido puede ser aplicada a muchas de las ideas que nos influyen hoy en día, de forma más o menos explícita. El mundo de la religión tiene muchos casos, ya que se trata de sistemas de pensamientos anclados en escritos antiguos, pero también puede ser aplicada al mundo de la política, en el que seguir a pies juntillas escritos de pensadores del siglo XIX puede inducir a conclusiones peligrosas en un mundo, el del XXI, que es radicalmente diferente.
Entender la historia es fundamental para entender el presente y el futuro que nos espera.