Agujeros

John Maynard Keynes fue uno de los grandes pensadores del siglo XX. Defendió la necesidad de un Estado que interviniera la economía en determinadas situaciones ya que el libre mercado, por sí sólo, no es capaz de solucionar los momentos de crisis, provocando situaciones de desempleo demasiado prolongadas en el tiempo.

A mí, que estudié la Licenciatura de Empresariales, me impactó aquel planteamiento de Keynes que defendía que es mejor que el Estado meta dinero en botellas, las enterrierre en una mina y deje que empresas privadas lo desentierren, que no hacer nada. Simplificando, pagar a unas personas para que hagan agujeros y a otras para que los tapen. La lógica es que esta actividad subvencionada genera confianza y ésta a su vez más actividad.

¿No es la Economía en la que vivimos una versión a gran escala de este concepto? Más allá de la intervención, o la no intervención, del Estado, muchas de nuestras necesidades son agujeros que han sido creados para que otros los rellenen. Necesitamos coches para ir a trabajar o para ir a comprar, porque nuestros trabajos y lugares de compra están cada vez más alejados. El tiempo libre es un agujero que tiene que ser cubierto con con canales de televisión, con vacaciones a lugares lejanos, con espectáculos deportivos. Y en situaciones más excepcionales agujeros enormes son creados por una guerra, por la contaminación con la que todos nos ensuciamos, por una pandemia, agujeros que luego tienen que ser rellenados.

Toda nuestra existencia, todo nuestro estilo de vida, depende de crear agujeros que luego rellenamos.