No tengo una buena memoria. Me refiero a las memorias personales. Cuando jugaba a fútbol-sala con los amigos en la época de la Universidad, algunos de mis compañeros se acordaban de todos los equipos contra los que jugábamos, de los partidos, de jugádas determinadas… Y yo, como si jugara por primera vez cada vez.
Y hoy me he dado cuenta de una laguna específica y curiosa. Las cenas. Durante muchos años viví por mi cuenta, primero compartiendo piso, luego viviendo sólo, antes de que viviera con mi actual pareja, ya pasada la treintena. Como no tengo una especial habilidad para cocinar, me ha dado por pensar en qué demonios me preparaba yo para cenar cada día. Porque para comer, como trabaja, tenía que hacerlo normalmente fuera de casa, pero cenar… Más allá de que quedara con amigos algún día, la mayor parte del tiempo cenaba en casa, digo yo… Pues apenas me acuerdo. No me recuerdo cenando en casa, yo sólo, o con los compañeros de piso. Algún que otro «flash», pero nada más…
Triste, ¿no? Toda una parte de mi vida que no recuerdo. Vale que no es que sea de las más excitantes, pero, aun así…