KGB Celestial

Se han encontrado evidencias de una ciudad destruida por una explosión generada por un meteorito alrededor de 1600 A.C., del estilo de la sucedida en Tunguska en 1908. La ciudad hoy es conocida como Tall el-Hammam, localizada en Jordania, cerca del Mar Muerto, y este acontecimiento coincide, por el lugar y el tiempo, con la historia de Sodoma y Gomorra.

El Dios del Antiguo Testamento, ese dios irascible y vengativo que contrasta con el hijo hippie que le salió después, se cargó, según el Génesis, a esas dos ciudades con fuego y azufre caídos del cielo por sus pecados: que si eran crueles, poco hospitalarios, demasiado apegados a sus riquezas, que si blasfemos, que si sanguinarios. Dos ángeles le dicen a Dios, al estilo KGB, que los pecados de esas ciudades se han multiplicado, pero el bueno de Abraham, oliéndose que al irascible de Ser Supremo se le están hichando las pelotas, intercede y dice que la cosa no es para tanto. Dios dice que vale, que si encuentran diez hombres justos en esas ciudades les perdona. Pero parece que no los encuentran y, es más, los habitantes de estas ciudades intentan… violar a los ángeles (!?). Lot, el sobrino de Abraham intentan impedirlo… ofreciendo a sus hijas para que hagan lo que quieran con ellas (!? !? !? !?). En fin, las cosas llegaron a un punto de no retorno y Dios (al que aquí me imagino como un Clint Eastwood con una larga barba blanca), y envió el fuego y el azufre, y la mujer del sobrino de Abraham se quedó convertida en sal porque se le ocurrió mirar hacia atrás en su huída (¿de verdad hacía falta hacerle esto a la pobre mujer, Clint?).

Toda una telenovela gore la que surgió de un evento probablemente real, la destrucción de una ciudad por una hecatombe de origen cósmico. Los habitantes de la antigua Tall el-Hammam, tan buenas o malas personas como los habitantes de cualquier otra ciudad, murieron practicamente sin enterarse y sin saber que iban a ser los protagonistas de una truculenta parábola religiosa que iba a perdurar durante milenios en un libro sagrado.