Dos personas debaten en un bar, una controversia enconada, con aires de complejidad y trascendencia, las personas de alrededor siguen con interés ese intercambio dialéctico como si fueran espectadores de un combate de boxeo.

¿De qué están polemizando? No importa el tema, podría ser cualquier otro, lo que realmente importa en esta refriega es quién tiene razón, no están debatiendo para convencer (con-vencer), lo están haciendo para vencer, para demostrar su superioridad intelectual, para ver… quien la tiene más larga, quien es capaz de mear más lejos.

Aprendamos a seleccionar los combates dialécticos que valen la pena, evitemos las peleas de gallos, concentrémonos en los que existe un genuino espíritu por «con-vencer» o ser «con-vencidos» (Con-vencer: vencer en conjunto).