Son solo unas 4.000 semanas las que nos toca vivir en esta vida. Y eso si acabas viviendo unos 80 años (52 semanas x 80 años = 4.160). Suena a poco, ¿verdad? Y más cuando, como es mi caso, has pasado ya el ecuador. A mi se me queda en menos de 2.000…

Esta pequeña revelación es por un libro que estoy leyendo estos días, «Cuatro mil semanas». Tiene un punto agorero y estresante el pensar así, porque no mola darse cuenta de que no estamos tanto tiempo rondando por aquí. Pero al mismo tiempo es necesario recordarlo de vez en cuando, hemos de ser conscientes de que el tiempo es algo precioso, que no tenemos que desperdiciarlo, que tenemos que centrarnos en lo que más importa y dejarnos de gilipolleces.

Algo que no es fácil, porque hay tantas cosas por hacer, y a la vez tantas obligaciones y distracciones… Es imposible hacerlo todo, nuestro tiempo es limitado, una de las claves para poder gestionar bien esas 4.000 semanas es elegir bien a que quieres dedicar tu bien más preciado. Y con quién quieres disfrutarlo.

Suerte y al toro.