La segunda ley de la termodinámica me tiene loco desde que leí hace unos años la interpretación de Steve Pinker en su libro «En defensa de la Ilustración«.
«Shit happens«, es la frase que utilizó para resumir la esencia de esta ley.
Mucho mejor que las definiciones tradicionales, que no hay por donde cogerlas, como esta:
«Si bien todo el trabajo mecánico puede transformarse en calor, no todo el calor puede transformarse en trabajo mecánico«.
O esta:
«En un estado de equilibrio, los valores que toman los parámetros característicos de un sistema termodinámico aislado son tales que maximizan el valor de una cierta magnitud que está en función de dichos parámetros, llamada entropía«.
O esta otra:
«En cada vecindad arbitrariamente próxima a un estado inicial dado, existen estados a los que, mediante procesos adiabáticos, no se pueden acercar tanto como se quiera«.
Con razón esta ley fundamental de la física pasó desapercibida durante mis años de secundaria (o BUP, para que los de mi generación nos entendamos). Qué pena que un profesor de aquellos años no me hubiera dicho lo de «Shit happens«, o su equivalente ibérico, porque me habría abierto la mente, me habría motivado más para disfrutar de una ciencia fundamental pero intimidante.
Lo que esta ley nos viene a decir es que en un sistema cerrado todo tiende al caos, a deteriorase. Los edificios si no los cuidas acaban cayendo, el hierro se oxida, los cuerpos envejecemos… Si las cosas no se deterioran es porque utilizamos energía externa para mantenerlos, para repararlos, para que sigan funcionando. Si no lo haces, «shit happens«. El orden implica esfuerzo, la falta de esfuerzo implica caos.
Es una ley con orígenes «térmicos», porque ese era el foco de los científicos o ingenieros del siglo XIX, querían entender por qué una máquina de vapor necesitaba generar más energía que el propio movimiento que acababan produciendo. Una ley formulada con intenciones prácticas que tiene consecuencias cuánticas, biológicas y filosóficas.
Porque, por ejemplo, ¿cómo es posible que la evolución genere más orden, seres más complejos? ¿No contradice esto a la segunda ley de la termodinámica? Pues no, porque si en esta gotita azul en medio de universo la vida genera más orden es porque el sol, con la luz y el calor que irradia, imbuye la energía necesaria para que esto suceda. La vida de la Tierra sucede porque el sol decae, porque las reacciones químicas que suceden en su interior lo acercan poco a poco a su muerte. Algo que no sucederá hasta dentro de miles de millones de años, que nadie de los presentes se preocupe.
Las implicaciones filosóficas de esto son inquietantes. El Universo, en su conjunto, se dirige inexorablemente al caos, nuestra explosión de vida es la lotería que nos ha tocado en esa trayectoria inexorable…
Y así sucesivamente. No me enrollo más que no tengo tiempo. Pero, lo dicho, que una sola frase es capaz de abrir horizontes nuevos donde no los esperaba.
«Shit happens».
La magía de combinar palabras de la forma más adecuada.
