En la muy recomendable película «Her» el protagonista, interpretado por Joaquín Fenix, acaba enamorandose de su «acompañante» de Inteligencia Artificial, que tiene la voz de Scarlett Johansson.

Este tipo de tecnología está a la vuelta de la esquina. El salto cualitativo lo trajo Chat GPT, y ahora todas las grandes compañías tecnológicas ofrecen sus propias versiones y están introduciendolas en sus aplicaciones sin que en muchas casos no nos demos ni cuenta.

Así que no tardaremos en tener una versión personalizada de Chat GPT que nos habla, nos recomienda qué hacer aquí o allá, nos entretiene, nos hace compañía. En pocos años lo habremos normalizado, como ahora es habitual ver a todo un vagón del metro mirando las pantallas de sus móviles.

«Esta camisa te queda mejor». «Que no se te olvide llamar a tu madre y pregúntale por cómo le fue con el médico ayer». «No sé si este amigo te conviene». «Aquí tienes el informe que tienes que enviar a tu jefa». «Te he planificado las actividades para el fin de semana». «Hay indicios de que tu mujer te está engañando». «Invierte parte de tus ahorros en acciones de Apple». «Vende». «No comas más de ese chocolate, acabas de meterte 200 gramos más en el cuerpo». «Vota a …, aquí tienes la papeleta». «Este amigo tampoco te conviene». «Es hora de dejar tu trabajo, acabo de enviar tu currículum a 5 empresas diferentes».

Una sociedad inundada de personas con sus «Pepitos Grillos» de inteligencia Artificial a su vera, influenciando sus decisiones en tiempo real, compitiendo por beneficiar a sus amos, como jugadores de ajedrez o los cautivos de el dilema del prisionero.

Una sociedad de humanos que acaban dejando paulatinamente todo su poder de decisión a esos algoritmos, unos humanos que se convierten en meros apéndices biológicos de una inteligencia artificial más inteligente que nosotros…