Repartos alternativos

¿Os acordáis de cuando Anthony Quinn acariciaba a su gato en El Padrino? ¿O Will Smith decidiendo entre la pastilla roja o la azul en The Matrix? ¿O Matthew McConaughey sujetando a Kate Winslet en la proa del Titanic? ¿O John Travolta con su caja de chocolates en Forrest Gump? ¿O a Robin Williams escribiendo “All work and no play makes Jack a dull boy” en El Resplandor?

No, no son ellos los que tenemos en nuestras memorias. Las imágenes icónicas de esas películas están protagonizadas por Marlon Brando, Keanu Reeves, Leonardo Di Caprio, Tom Hanks y Jack Nicholson. Por una u otra razón los papeles acabaron recayendo en ellos: rechazos de los actores que fueron elegidos en primera instancia, problemas de agenda o cabezonería de los directores de turno.

En nuestra línea temporal, son estos últimos los que triunfaron con esos papeles, aunque quizás, como en la película “Todo En Todas Partes Al Mismo Tiempo”, existen universos paralelos en los que esas otras alternativas sí sucedieron.

Lo de los Universos paralelos no va conmigo (más allá del divertimento y su capacidad sugestiva, además de que esta última película me encantó). Pero lo que sí veo más factible con la marcha que lleva la tecnología es que podamos ver, más pronto que tarde, a Anthony Queen como Don Corleone, Robert Redford como Michael Corleone, Steve McQueen como Tom Hagen, Jane Fonda como la mujer de Michael, todos opciones que se barajaron en el casting.

Y la verdad es que suena muy interesante: el poder de la Inteligencia Artificial rehace la película con estos actores alternativos, no sólo cambiándoles la cara, sino aportando sus peculiaridades, sus estilos, sus almas, a las interpretaciones.

El “¿y si?” hipotético, el experimento mental que deja el mundo de la imaginación para convertirse en algo tangible, visible.

Por una parte, me encantaría ver algo así. Por otra, me da miedo por la caja de Pandora que abre.

Todas las películas con múltiples versiones alternativas navegando por el mundo paralelo del ciberespacio. Tras unos años tenemos cientos de versiones de “El Padrino”, y llega el momento en el que ya ni sabemos cuál es la original.

La realidad, que fue una, se confunde en la memoria colectiva. Dejamos de tener recuerdos comunes. Todos recordamos algo diferente.

Y más allá de las películas, todo se re-escribe, los libros, las canciones, las noticias, la historia. La Inteligencia Artificial es el Winston Smith que desde su Ministerio de La Verdad re-escribe los registros para adaptarla a la versión oficial y cambiante del Partido.

Escalofriante. Pero es un tren que ya ha salido. No podemos pararlo.

Lo que podemos hacer ser conscientes de sus riesgos y controlarlo, además de aprovechar sus ventajas, que las hay.

Hoy, una mañana lluviosa de sábado, me ha salido el lado perverso de estos avances. A ver si un día de estos, a ser posible durante una mañana más soleada, irreflexiono sobre el lado positivo.


Postdata:

Para terminar, traicionando mis reticencias, no he podido evitar la tentación de utilizar la Inteligencia Artificial para pedirle que me genere unas imágenes de esos castings alternativos. Aquí van: