Las imágenes de la ocupación del Capitolio en Washington provocan vergüenza ajena. ¿Cómo se ha podido llegar a este punto? No es suficiente tener a un loco anaranjado como presidente, es necesario un buen número de seguidores con cerebros perezosos y ganas de jarana.
La gente que ha invadido el Capitolio sienten que viven dentro de una película, actúan como turistas tomándose fotos, grabándose en video. Es un nuevo salto en el mundo del espectáculo: primero fue ser audiencia pasiva de una ficción que te cuenta, en los últimos años dejamos de interesarnos por simples ficciones a interesarnos por «reality tv», el siguiente paso es el de ser protagonista de tu propia aventura, de una película en la que asaltas Capitolios, una «realidad virtual» en la que te sumerges para protagonizar una producción holliwoodiense.