Ayer empecé a ver Blade Runner, el clásico de ciencia ficción, estrenada en 1982, ambientada en Los Angeles en 2019.
Desde nuestro 2021, ver esos coches voladores te hace sonreír. La ciudad está dominada por gigantescos edificios piramidales, llueve todo el rato, el chino es una lengua normal en la ciudad, Coca-cola se publicita en los carteles luminosos y el protagonista tiene que eliminar unos androides indistinguibles de los seres humanos que se han vuelto revoltosos. Por lo menos acertaron con lo de la Coca-Cola, todavía la bebemos.
No hay rastro de Internet o de los móviles, no se anticipó Tik Tok o los influencers, con el tema coches, apenas tenemos un puñado de eléctricos, de lo de volar, nada. Anticipar el futuro es complicado.