Nos despertamos y ojeamos las noticias en Internet antes de desayunar, vemos las tele mientras tomamos el café, escuchamos la radio mientras vamos al trabajo, nos entretenemos en nuestro tiempo libre leyendo un libro, una revista, viendo series de televisión, películas, partídos de fútbol, más noticias, realities…
Una buena proporción de nuestro día está ocupada por historias, reales of ficticias, que suceden en otros lugares, en otros mundos, nos preocupamos por lo que sucede en otros países, nos emocionamos con los personajes de una serie o con los goles que aparecen en un televisor, todo ello sucesos alejados de nuestra realidad, de nuestro día a día.
No hace tanto todo esto no existía. Una persona que empezaba su día hace un par de siglos no tenía a su disposición todos esos medios «creadores de mundos», se tenía que conformar con hablar con las personas que tenía alrededor y tenía mucho más tiempo para la introspección.
Conclusión: ahora empleamos menos tiempo a hablar con otras personas y menos tiempo a, simplemente, pensar.