Dicen que Isaac Asimov dijo: «La frase más excitante en Ciencia no es ¡Eureka!, sino´vaya, esto es raro…´».
Aunque en realidad son dos expresiones diferentes. ¡Eureka! implica el momento culminante, el éxtasis de la revelación en la que se encuentra, por fin, lo que se está buscando. En cambio lo de «vaya, esto es raro…» representa el inicio del camino, la incongruencia poco evidente que despierta la curiosidad de la mente brillante.
Este primer momento es el más importante, el de detectar un problema, el de definirlo, el de verlo aunque muchos otros no lo vean. No es obvio advertir que el tiempo no tiene por qué ser constante, que las manzanas no tienen por qué caer al suelo, que los continentes parecen encajar en un mapa, que Dios se tomó muchas molestias en diseñar varios tipos distintos de pinzones, cada uno con sus picos diferenciados, en unas remotas islas del Pacífico. Una vez identificado el problema a resolver, encontrar la solución no es algo que esté exento de dificultades pero es, relativamente, «menos» complicado.