En la década de 1640 dos regiones ibéricas estaban en guerra con la corona de los Habsburgo. Por una parte Portugal, por otra Cataluña, ambas regiones buscando la independencia con estrategias diferentes. Portugal, con un ejército más poderoso, fue capaz de ganar esa guerra trás más de veinte años, no así Cataluña, que encontró en su aliada, Francia, el abrazo de un oso hambriento.
Las fronteras ibéricas de hoy son consecuencia de esa época. Otras circunstancias podrían haber llevado a una península con Portugal unida Castilla pero con Cataluña independiente, o una península totalmente unificada, o una Francia con Cataluña integrada en sus territorios.