La realidad es compleja y tocapelotas. Si nuestra intención es controlarla, evitar todos sus riesgos y resolver todos sus problemas lo tenemos claro… Lo que conseguiremos es frustarnos, enfadarnos, deprimirnos y empeorar buena parte de los problemas. Así que la estrategia no debería ser tratar de arreglarlo todo, sino decidir cuáles son los problemas y riesgos a los que quieres hacer frente, y cuáles son los que vas a, no ignorar, pero sí conscientemente dejar a un lado y asumir y minimizar, en la medida de lo posible, sus consecuencias.
Ponerle puertas al campo
