Lo que en principio puede parecer una decepción, una predicción que no se ha producido, puede convertirse con el tiempo en el mayor de los éxitos.
O si no que se lo pregunten a los primeros cristianos, que estuvieron esperando y esperando y esperando la segunda venida de Cristo, porque sus discípulos habían entendido que era algo inminente, hasta que esa primera generación de cristianos fue muriéndose de viejos y el Cristo que no aparecía por ningún lado. Así que se reinventaron y reinterpretaron sus palabras para centrarse más en la promesa de la vida eterna. Y no les ha ido mal, que lo reconoce el ateo que aquí escribe.