Vendedores de Kebaps

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Un oficial norteamericano se dio cuenta de la secuencia típica en las manifestaciones violentas que sucedían en Irak: un grupo de irakís cabreados se concentran en la plaza, se une más gente, incluidos los vendedores de comida; al cabo de unas horas alguien lanza una piedra o una botella y se desencadena el caos.

Así que el oficial norteamericano le pidió al alcalde de la ciudad que prohibiera a los vendedores de comida que vendieran sus productos durante las manifestaciones. En las siguientes concentraciones la gente acudió a las plazas, pero sin puestos de comida, sin nada que llevarse a la boca, después de unas horas los manifestantes se volvían con el estómago vacío a sus casas.

Problema solucionado, no con más antidisturbios, sino con menos vendedores de kepaps.