Quizás las burbujas económicas no están causadas por la avaricia sino por el optimismo. Necesitamos ser optimistas, probablemente es una característica evolutiva que nos ha permitido sobrevivir, como especie, durante los últimos doscientos mil años. Quizás la razón por la que los Homo Sapiens estemos aquí y no los Neardenthales, ni los Homo Heidelbergensis, ni los Homo Erectus, es porque nosotros eramos los optimistas que veían una gacela en el horizonte y se decían «A esa gacela, por mis coj…, que la vamos a cazar, vaya que se la cazamos», y se ponían en marcha y 8 horas después la estaban descuartizando, tras una caminata interminable que acabó con la gacela no por astucia sino por puro aburrimiento. Y para esa persecución cansina y tozuda hace falta ser optimista, pero mucho.
Y ahora, decenas de miles de años después, no vivimos como cazadores-recolectores, nada que ver, el sistema por el que nos regimos es el capitalismo, pero conservamos esa inercia tozuda y optimista que nos dio ventajas en la caza de gazelas, la misma que hoy nos provoca crisis financieras.
A lo mejor es eso.