En 2016 los británicos votaron que querían salir de la Unión Europea. «Take back control» fue el slogan de los que querían «independizarse» de aquella organización burocrática y controladora que no hacía más que sacarles dinero a «cambio de nada».
Pero esa «independencia» de Europa escondió desde el principio el efecto retardado de la independencia de Irlanda del Norte y Escocia, dos territorios que votaron mayoritariamente por permanecer en la Unión Europea y se sienten especialmente defraudados. Esta misma semana el Sinn Fein ha ganado las elecciones del norte de Irlanda y ya empieza a verse en el horizonte un referéndum para desligarse del Reino Unido, de la misma forma que Escocia está esperando el momento adecuado para repetir el que perdieron en 2014.
«Otra victoria como esta y volveré solo a casa«, parece que dijo Pirro, el rey griego que derrotó a los romanos en una batalla a costa de dejarse la vida de miles de soldados de su ejército.