En Inglaterra es muy normal pasear por un cementerio, ya que forman parte del paisaje de los pueblos, incluso de las ciudades. Cementerios antiguos, anexos a iglesias, en los que apenas puedes leer lo que dicen las lápidas, erosionadas por las inclemencias del tiempo, tumbas de personajes olvidados, sin familiares que vengan a ponerles flores porque esos familiares también hace tiempo que no están aquí.

En cada una de esas lápidas se esconde una historia, la historia de la vida de una persona, una historia que nunca fue escrita y que ha sido olvidada. ¿Cuántas de estas historias han exisitido? Pues según algunas estimaciones, más de 110 mil millones, que es el cálculo del número de todas las personas que han existido desde el inicio de los tiempos. 110 mil millones de historias que se han perdido. Apenas tenemos un puñado de ellas en los libros de Historia, o en las biografías de personajes o famosetes, la gran mayoría no ha sido escrita y ha sido olividada.

Aunque, de alguna forma, muchas de esas vidas están escondidas en muchos de nosotros, en las expresiones que decimos, en los gestos que mostramos, en los miedos que hemos heredado, muchos de los cuales se han ido transmitiendo de generación en generación, en forma de memes disimulados. Y es que probablemente todos nosotros no seamos más que los huéspedes necesarios para la supervivencia del verdadero protagonista: las unidades de información. Las historias.