«¡A ver si nos dejamos ya de tanto libro, tanto libro! ¡Se os van secar los sesos de tanto leer!«, le gritaba Sócrates a unos jóvenes que ojeaban un libro en un parque.
Y es que Sócrates advirtió que leer puede debilitar las memoria de los individuos, y lo calificó de droga. Séneca adivirtió unos siglos más tarde que los libros son una distracción que desorienta y debilita a las personas, que conllevan impredecibles efectos psicológicos. Y, bueno, a lo mejor algo de razón tienen, mira al pobre de Don Alonso Quijano (o Quijada, o Quesada, o Quijana) como acabó el pobre. Pero a estas alturas existe cierto consenso acerca de que leer es algo bueno.
Supongo que no está de más recordar estas cosas cuando hoy en día nos alarmamos con los peligros de las nuevas tecnologías, especialmente en nuestros hijos, como en le caso de esta entrevista, «Así crío a mis hijos sin pantallas«, que considero un ejemplo de postura algo extremista.