Will Smith, tortazos a parte, ganó el Óscar a mejor actor por la película King Richard, basada en la historia del padre de las tenistas Venus y Serena Williams. Este padre «tenía un plan» para sus hijas desde antes incluso de que nacieran y, vaya que si funcionó, porque acabaron por ser dos de las tenistas más importantes de este deporte. Muy americano todo, una historia con un tío tozudo hasta el aburrimiento que a pesar de sus orígenes humildes y todo tipo de obstáculos que encuentra por el camino, logra superar las adversidades y conseguir lo que se propuso. The End.
El problema es que por cada padre que «tiene un plan» que triunfa, deben haber por lo menos otros 10 a los que el plan no les funciona y los hijos acaban sufriendo las consecuencias. Pero, claro, esas historias son menos «americanas» y no llegan a convertirse en películas.