En algún lugar de Vallecas de cuyo nombre no quiero acordarme, Marzo de 1987
“Tronco…un segundo, ¿es mucho o poco?”, dice el de la camiseta de Iron Maiden mientras su compañero, con una chupa de cuero repleta de cremalleras, le da una calada al peta.
“¿Un segundo?… Un segundo es mucho, colega”, y le pasa el canuto.
“¿Ah sí?… Y eso”.
“En un segundo te late el corazón… le puedes dar un morreo a tu chica… o le lanzas una mirada a otra piba que pase por ahí… o…”, se incorpora levemente y lanza un sonoro pedo, “Prrrrrrr… o te tiras un cuesco como este…”.
“Joer tronco, qué cerdo eres…”, responde el de la camiseta mientras le devuelve el porro.
“Es que esta mierda me provoca gases, colega”.
“Ya, si a mí también… Pero, todo eso que has dicho dura poco… ¿por qué has dicho que un segundo es mucho?”.
“Porque todo es relativo, colega”, dice el de la chupa antes de darle una nueva calada al peta.
“¿Relativo, tronco? ¿Relativo como lo del Insistein ese?”.
“Relativo del copón, colega… En el segundo que he tardado en tirarme el cuesco, habría dado tiempo a que la especie humana hubiera aparecido, que hubiera descubierto el fuego, cazado a mamuts y tigres con dientes de sable, a desarrollar la agricultura, la creación de civilizaciones, la caída de imperios, colega, la Edad Media, el Renacimiento y hasta la misma extinción de todos los humanos por una guerra termonuclear…”
“Ostia, tronco…. ¡Bua!… Pero… ¿qué mierdas estás diciendo? ¿Todo eso en lo que dura un pedo?”
“Claro colega… Tu piensa: si ahora mismo estuviéramos en una nave espacial…”.
“¿Una nave espacial?”.
“Sí colega… Si esto fuera el Halcón Milenario, y estuviéramos viajando por ahí, a tope derrapando guapamente por el Universo con el Jan Solo y el Chiguaka al 99.999% de la velocidad de la luz, en lo que ha durado mi pedo habrían pasado como doscientos mil años en la Tierra”.
“Buaaaaalaaaa…. ¿qué me dices tronco?”.
“Lo que yo te diga, colega. Y en ese tiempo volvemos y nos encontramos a los monos esos con el Chaston Jeston y la estatua del copón en la playa”.
“Buaaaaa…. Tronco… Qué profundo…”
“Ya te digo…”
“Sí…”
“Lo malo, colega…”.
“Lo malo, ¿qué? Si está de puta madre, tronco…”
“Lo malo es que el cuesco que me he tirado creo que ha dejado rastro, colega…”.
“Bua… Otro más, tronco, otro más…”.