«Ingrésame 30.000 euros a la cuenta indicada o le contaré a tus padres lo de tu lío homosexual con tu cuñado».
Carlos estaba indignado con la nota que le había enviado uno de los socios de su padre. No esperaba esta cochinada de él, que le conocía desde que era pequeño. Pero, ¿y esta casualidad? Justo un par de días después de que él mismo le enviara una nota de chantaje al Director de Operaciones de la empresa familiar, exigiéndole 15.000 euros para no contarle a su mujer el lío que tenía con su secretaria…
Lo que no sabía es que el Director de Operaciones, al recibir la nota de chantaje y no disponer del dinero en efectivo, mandó a su vez otra nota de extorsión a la mujer del Director Financiero exigiéndole 20.000 euros para no revelarle a su marido que el hijo que tenían en común no era de él. Ella, escandalizada, pensó que la mejor forma de pagar el chantaje era mandándole otra nota a uno de los socios de la empresa exigiéndole 25.000 euros para no mandar información al fisco sobre sus cuentas en varios paraísos fiscales. Fue entonces cuando éste pensó que podría pedirle los 30.000 euros al hijo de su socio, por el lío que tenía con su cuñado.
El caso es que el Director de Operaciones le pagó 15.000 euros al hijo, con los 20.000 que recibió de la mujer del Director Financiero, ésta a su vez ingresó 25.000 euros del socio de la empresa, mientras este último ingresó los 30.000 euros pagados por el hijo. Las perdidas y ganancias de este chantaje circular quedaron como sigue:
- Hijo: paga 30.000€, ingresa 15.000€ = pierde 15.000€
- Director de Operaciones: paga 15.000€, ingresa 20.000€ = gana 5.000€
- Mujer del Director Financiero: paga 20.000€, ingresa 25.000€ = gana 5.000€
- Director de Operaciones: paga 25.000€, ingresa 30.000€ = gana 5.000€
Un flujo de dinero que no impidió que a las pocas semanas todo se fuera por la borda: el padre pilló a su hijo con su cuñado en plena faena, la mujer del Director Financiero pilló a su marido con la secretaria, el Director Financiero se hizo una prueba de ADN y confirmó sus sospechas sobre su paternidad, y el fisco acabó por enjaular al socio de la empresa precisamente por esa nimiedad de 5000€ que ingresó en su cuenta de las Islas Caimán sin seguir los protocolos adecuados.