Es magia. Lo de las ondas electromagnéticas, digo. Porque puede que estemos acostumbrados, pero 10 personas pueden estar sentadas en la terraza de un bar, cada una con su móvil en la mano, y estar a un click de escuchar las obras completas de los Beatles o de Mozart, ver grandes películas en sus pantallas, desde «Ciudadano Kane» a «Regreso al Futuro«, pasando por «Yo hice a Roque III«, leer a Dostoevsky, a Pérez Galdós o a Pérez Reverte, todo a la vez, transmitido de forma mágica a través del aire, para ser descifrado por esos pequeños aparatos que traducen unos y ceros electromagnéticos para convertirlos en obras maestras.
Y no se equivocan, porque con tanto lío sucediendo al mismo tiempo bien podrían acabar creando un popurrí, poniéndole letra de Dostoevsky a la música de los Beatles, conviertiendo a Fernando Esteso en el protagonista de Ciudadano Kane, o a Orson Welles acompañante del Empecinado en los Episodios Nacionales.