Historias neandertales

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Los «humanos modernos no africanos» convivimos con los Neandertales hace decenas de miles de años y tuvimos hijos en común. La prueba de ello es el 2% de nuestro ADN que proviene de esa especie extinguida.

Pero la coexistencia durante decenas de miles de años debe habernos dejado otros vestigios menos evidentes que la huella que nos han dejado en el genoma. Hablo de las historias, de los mitos, de las ideas que se contaban al pie de las hogueras, que se han transmitido de generación en generación, viajando, evolucionando, transformándose durante decenas de miles de años hasta llegar a nosotros, sin ser conscientes del largo camino que han recorrido.

Esto es lo que me vino a la mente cuando leí el otro día sobre el mito chino de Fuxi y Nüwa, los primeros humanos que vivieron en las montañas de Kunlun, donde usaron barro para crear su descendencia, figuras a las que dieron vida con su poder divino.

No es la misma historia que la de Adán y Eva, pero existen similitudes, y podría especularse que ambos mitos podrían tener un origen común, miles y decenas de miles de años atrás, antes de que existieran civilizaciones y escritura para «fijar» las leyendas, en una época en la que los humanos se contaban historias al final de día, bajo el firmamento, a los pies de una hoguera. Y, por qué no, algunas de esas historias podrían provenir no de los Homo Sapiens, sino de los Neandertales.

¿Será posible un día desentrañar el origen legendario de nuestros mitos? Parce imposible, pero no lo descarto. Podemos almacenar todas las historias de la humanidad en una base de datos, realizar complejos análisis comparativos utilizando algoritmos de inteligencia artificial y descubrir el equivalente al ADN de todos esos mitos, los bloques de información que se transmiten y mutan de generación en generación, con el fin de desvelar el árbol genealógico de todas las leyendas.