Realidad vs Historias

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La realidad resulta incómoda por todas sus aristas, sus cabos sueltos, sus callejones sin salida o sus encrucijadas infinitas, por todos los libros de instrucciones con los que te viene, que no sabes a cuál hacer caso, una realidad que no sabes ni por donde empieza ni por donde acaba, por su falta de conclusiones, porque a veces huele a ajo.

Es por todo este batiburrillo enrevesado por lo que tratamos de simplificar la realidad con historias que tengan sentido, con su inicio, su nudo, su desenlace, sus buenos y sus malos, sus conceptos simplones, su buena moraleja, bien empaquetadas, con sus destinatarios y sus remitentes.

Y nos quedamos más tranquilos, dónde va a parar, rebajamos así esa incómoda disonancia cognitiva que nos retumba en la cabeza, aunque la realidad y la historia que nos apacigua no se parezcan en nada.