Amazon es una empresa de extremos. En un lado tienes a Jeff Bezos, siempre en el podio de los más ricos del mundo. En el lado opuesto a los miles y miles de trabajadores que cobran un salario mínimo, con trabajos repetitivos, cada vez más deshumanizados por la creciente robotización de sus sistemas.

No es que esté en contra de Amazon, yo mismo soy cliente habitual, pero resulta incómodo que ambas realidades sean parte del mismo engranaje. El mundo globalizado en el que vivimos permite que los empresarios de éxito acumulen un nivel de riqueza inusitado, con unos números que son difíciles de aprehender ($165.000 millones en el caso de Jeff Bezos). Estoy a favor de la iniciativa privada, creo que los emprendedores son necesarios y es justo que tengan su recompensa. Pero la diferencia es tan grande… ¿De verdad que no podemos deseñar un sistema algo menos exagerado?