Da la sensación de que la sociedad está permanentemente dividida, en muchos casos con márgenes sospechosamente cercanos del 50%: que si conservadores vs progresistas, que si Brexit o Europeistas, que si independentistas o lo contrario.
El psicólogo americano Jonathan Haidt defiende que esto no es una fastidiosa casualidad sino toda una ventaja evolutiva, ya que los polos opuestos son necesarios para llegar a un razonable punto medio.
Un indicio más de nuestra insignificancia, ya que en términos evolutivos lo que importa no es el individuo sino el grupo, y nuestras posiciones políticas, que seguramente creemos tan bien razonadas, puede que no sean más que una consecuencia de la lotería genética que nos tocó al nacer.