Un equipo extraterrestre de demolición llega a la Tierra avisando que nuestro planeta va a ser demolido para dar paso a una autopista galáctica. Así es como empieza «La Guía del Autoestopista Galáctico«, el clásico humorístico de ciencia ficción.
Y esto coincidiría con una de las posibilidades que Enrico Fermi pensaba, que nuestro planeta está en las afueras, alejado de las zonas más transitadas de la galaxia. Su «¿Dónde están todos?», frase que resume la conocida como Paradoja de Fermi, reflejaba el conflicto entre la aparente alta probabilidad de que existan civilizaciones extraterrestres, dado el elevado número de estrellas y planetas que existen (7×1022 estrellas en el universo observable), y la total falta de evidencia de señales de vida inteligente.
Otro de los factores que se barajaron para calcular la probabilidad de civilizaciones extraterrestes (especulado por Fermi y presente en la Ecuación de Drake), es el tiempo durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir, basado en la hipótesis de que las civilizaciones desarrollan un nivel tecnológico tal que acaban por autodestruirse.
Y es que Enrico Fermi fue uno de los científicos que participaron en el Projecto Manhatan, el que desarrolló las primeras bombas atómicas, y su «¿Dónde están todos?» fue parte de una conversación con otros científicos en el Laboratorio de Los Álamos, donde todos trabajaban. «Ahora me he convertido en La Muerte, Destructora de Mundos«, fue lo que pensó su jefe, Robert Oppenheimer, cuando presenció la primera explosión nuclear el 16 de Julio de 1945 en Nuevo México.
Así que lo de que las civilizaciones no duran mucho porque nos liamos, nos liamos, y acabamos por fastidiarla, era un riesgo muy, pero que muy palpable, y como hipótesis para explicar porqué estamos solos resulta bastante razonable.