Las fuerzas ocultas que dirigen la Historia

Una nueva serie documental en Netflix, Amend, revisa la historia de Estados Unidos, en su primer capítulo Abraham Lincoln es mirado con otros ojos.

Lincoln, uno de los Dioses del Olimpo para un país con sólo historia reciente, no queda bien parado cuando se le mira con una lupa. Lo que le importaba de verdad era la Unión, no los esclavos, no consideraba a los negros como iguales, pensaba que la mejor solución tras ganar la guerra sería mandar a los esclavos liberados a una colonia en Centroamérica, si al final firmó la liberación de los esclavos fue más por tacticismos bélicos que por convicciones humanitarias…

Total, que a ese símbolo con aura de santo resulta que le huelen mucho los pies. Pero, claro, es que nació en 1809 en Kentucky, y lo normal para gente de aquella generación y aquellos lares es que le huelan los pies. Y el problema más que lo que realmente pensaba es la idealización que se ha hecho de él durante 150 años.

Tenemos que recordar que las cosas suceden no porque se sigue un plan maestro en el que los objetivos están claros y los que dirigen el cotarro son unos clarividentes, benignos o malignos. Las cosas suceden por inercia, los protagonistas están ahí por sus circunstancias más que por su valía, a cada acción le sigue una reacción, el egoísmo es una de las fuerzas más importantes en el devenir de la historia, siendo otra de las fuerzas la estupidez.

Así que no idealicemos demasiado las cosas.