Navegando por Internet, rebotando de un sitio a otro, sin saber cómo, me he puesto el resumen de la final de la Copa del Rey de 2014, ganada por el Real Madrid al Barcelona con esa antológica carrera de Bale en la prórroga que le gana la partida a Bartra corriendo la banda para batir a Pinto.
¡Qué jugadores! ¡Qué partido! He vibrado volviendo a ver a Di Maria, al recién llegado Modric, un Bale atlético y motivado con pintas de jugador excepcional… Ese equipo me motiva más que el que llevo sufriendo esta frustrante temporada de 2020-2021.
Luego me encuentro un artículo que te habla de los peligros del Deep Fake, esa tecnología que permite crear videos cada vez más realistas simulando que los que hablan son otras personas.
Pronto se podrán hacer películas con los actores que quieras con esta tecnología. Una historia en la que un joven John Wayne investiga con un joven Brad Pitt un misterio, en la que Marilyn Monroe y Penelope Cruz son las líderes de una organización criminal.
Y lo mismo se podrá hacer con partidos de fútbol. Partidos imaginarios con resultado incierto en los que Cruyff le pasa el balón a Di Stefano, quien se lo centra a Cristiano para batir de chilena a Dino Zoff.
¿Cómo podremos disfrutar en el futuro de un partido real con esas alternativas a clicks de distancia?