Simulaciones poco entretenidas

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Es inquietante la cantidad de artículos científicos que tratan de explicar lo plausible que es que vivamos en una simulación creada por una civilización avanzada. Que vivimos en The Matrix, vamos.

A pesar de que ya no nos hace falta el concepto de Dios para explicar las cosas, no sólo las religiones no terminan de retroceder en el número de feligreses sino que hasta la comunidad científica busca explicaciones que rayan en lo místico. Dar una explicación a nuestra existencia a través de conceptos como el de The Matrix supone buscarle a la vida un sentido, un plan maestro. El creador no tiene ahora barba y vive en los cielos, se trata de un desconocido grupo de programadores, un Olimpo de semidioses que mueven los hilos de nuestras vidas. Y es que de alguna forma parece que los seres humanos necesitan de esa figura paternal o maternal que nos dirija, que nos calme, que ayude a suplir ese vacío que parece que obsesiona a muchos.

Pero quién sabe, a lo mejor sí que soy el personaje de un juego al que algún niño de una civilización futura está jugando. Si este es el caso, lo siento por el niño, porque si está tratando de entretenerse observando mi vida se debe estar aburriendo un poco el pobre…