Tras dejar los Beatles John Lennon y Yoko Ono fueron a vivir a Nueva York. Uno millonarios más, con piso junto al Central Park, se supone que las autoridades norteamericanas lo recibirían con los brazos abiertos, ¿no?
Pues no. Para empezar no entró con buen pie en 1965 cuando dijo aquello de que «eran más famososo que Jesucristo», sobretodo en la zona del el «Bible Belt», la zona del sur de Estados Unidos donde impera el conservadurismo religioso más rancio. Si a esto le sumamos sus posturas pacifistas, en la época más tensa de la Guerra de Vietnam, sus acercamiento a grupos radicales como los «Black Panther» y la época más manipuladora de Richard Nixon con los poderes del Estado, pues lo que nos queda es un par de hippies extranjeros tocapelotas a los que hay que denegarles el permiso de residencia, por muy millonario que sea.
4 años de abogados y pleitos le costó finalmente al ex-Beatle y su mujer nipona conseguir la residencia legal en Estados Unidos. Lo que se dice un par de inmigrantes ilegales de alto estánding.