El dueño de una empresa decide implementar una estrategia para su empresa que va dañar el medioambiente, pero no le importa, sólo le importa ganar todo el dinero que sea posible. La empresa ejecuta la estrategia y el medio ambiente es dañado.
¿Tiene este empresario la culpa de dañar el medio ambiente? La respuesta, aparentemente obvia, es sí.
Ahora cambiemos un elemento de la historia: en lugar de «dañar» pongamos la palabra «ayudar». Al empresario le importa un pepino ayudar el medio ambiente, sólo quiere ganar todo el dinero que pueda, pero al final el medio ambiente se ve beneficiado.
¿Ha ayudado este empresario al Medio Ambiente? Aquí la respuesta no está tan clara, porque sus intenciones interfieren con la interpretación de lo sucedido, como han podido comprobar psicólogos norteamericanos en unos experimentos que tratan de evaluar el impacto de los juicios morales en nuestro pensamiento.
¿Por qué suceden estas contradicciones? Pues todavía no han llegado a ninguna conclusión (son psicólogos…).