La leyenda urbana de que sólo utilizamos un 10% de nuestra capacidad cerebral, a pesar de no ser cierta, tiene bastante aceptación entre todos nosotros. La frustración que sentimos por no ser capaces de más es compensada en cierta manera por la esperanza de que podríamos ser capaces de mucho más, ya sea a través de meditación trascendental o una pastillita de colores, queremos creer que existe un factor externo que podría hacer despertar a nuestro aletargado cerebro para que demuestre de una vez por todas su potencial…
De ilusión también se vive.