Penes imperiales

El urólogo John K. Lattimer compró en 1977 algo inusual, algo que tras su muerte su familia todavía conserva: el pene de Napoleón.

Cuando Napoleón murió en su exilio de Santa Helena, el médico que le hizo la autoposia le cortó el pene. O eso dicen, porque no se sabe con seguridad, pero a pesar de las dudas el supuesto órgano viril del emperador ha pasado de mano en mano durante doscientos años hasta llegar a la familia del úrologo antes mencionado, del que dicen que hoy es como una «anguila arrugada». Ellos sabrán, porque no lo exhiben, pero, vamos, muy viril tienes que ser para que dos siglos después no se que quede como un pellejo.