Borregos solidarios vs Tigres egoístas

Photo by Gustavo Fring on Pexels.com

Ponerse las vacunas tiene algo de «borrego», como algunos antivacunas pueden decir. Nos ponemos las vacunas sin analizar en detalle los datos disponibles, creyéndonos lo que las fuentes oficiales dicen, nos las ponemos porque todo el mundo lo hace. Yo incluido.

Y es cierto: no he analizado en detalle ningún estudio científico, tiendo a creer lo que los expertos y gobiernos recomiendan, y me siento bien cuando voy a un centro de vacunas y me veo rodeado por cientos de personas que, como yo, han ido a ponerse la vacuna. Puede que sea un borrego, pero me siento un «borrego solidario» que cree que una pandemia se supera asumiendo riesgos, que las luchas individuales contra un virus no tienen sentido porque un virus no ataca a una persona sino a toda una especie.

Puede que los antivacunas se sientan tigres solitarios, avezadas aguilas que son capaces de ver en la distancia lo que nadie más ve, heroes que protagonizan una novela de Dan Brown en la que desafían a los poderes ocultos que controlan el mundo, todo con un punto egocentrista en el que dan más importancia al individuo, ellos mismos, que al grupo.

Una forma diferente de entender el mundo. Yo me siento bien con mi rol de borrego solidario.