El horizonte, por definición, es inalcanzable.
Cada paso que das te acerca a tu destino, pero no al horizonte, que sigue retrocediendo, manteniéndose a la misma distancia, revelando, eso sí, nuevos detalles de esa linea inaccesible.
Pero eso está bien, porque implica que siempre hay nuevos destinos a los que aspirar.
Porque lo importante no es llegar, es seguir caminando.