Los que se fueron por ahí

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Hace alrededor de 8 millones de años un grupo de primates se separó de otro. Pudo ser algo como «Mira, nosotros nos vamos a ir por este lado», y los del otro grupo dijeron «Vale, sin problema, que os vaya bien, ya hablamos si eso…», pero con gruñidos y gestos, claro, porque lo de hablar todavía no lo controlaban.

El caso es que no se volvieron a encontrar, porque la cosa se lió, que si se perdieron, que si una sequía, que si una manada de leones que les alejó… Acabaron en sitios diferentes, tan diferentes que pasaron centenares y centenares de miles de años, con sus mutaciones y sus crisis climáticas, el entorno cambiante y todo eso, y los descendientes de uno de los grupos acabaron por descubrir el fuego, desarrollar el lenguage, fabricar armas de piedra, de metal, inventaron la escritura, la religión, desarrollaron la agricultura, crearon civilizaciones, más armas, cada vez más sofisticadas y mortífieras, en parte porque desarrollaron el método científico, y a partir de ahí que si la Revolución Industrial, que si las bombas atómicas, que si el cine y la televisión, el Internet y el Tik Tok.

Nosotros somos descendientes de ese grupo de primates que decidieron «ir a ver que había por ahí» y hoy en día somos como 7.000 millones y la hemos liado parda. Los descendientes de los que se fueron por el otro lado son los chimpancés, de los que quedan apenas 170.000 y tenemos a unos cuantos en el zoo.