Diseños no tan Inteligentes

Es contra intuitivo que un proceso basado en mutaciones aleatorias, ciegas, sin propósito, puedan llegar a producir maravillas como el ojo o el cerebro. Pero para contrarrestar a los que se sirven de este argumento con el fin de defender posturas proclives al “Diseño Inteligente” hay que recordar que la evolución también llega a resultados torpes, cutres y crueles.

Como ejemplo entre torpe y cutre, los pájaros que no vuelan: gallinas, pingüinos, pavos… ¿Experimentos fallidos? ¿Prototipos de seres voladores que no llegaron a levantar un palmo del suelo? Que los pinguinos son aves y la cosa se lió tanto que ante la frustación por no poder volar seguramente les dio por dedicar sus vidas a los mares.

Las ratas, por otra parte, son un ejemplo de crueldad, ya que sufren la condena de tener que roer algo continuamente ya que sus dientes no paran de crecer. De no hacerlo podrían llegar al cielo de su boca y perforarlo hasta alcanzar el cerebro.

Un punto entre cruel y lascivo es el que la evolución ha planteado para las hembras de los hurones: cuando están en celo tienen que copular con un macho como sea, su vida está en ello, literalmente, porque si no lo logran morirán. Lo que no sé es si realmente mueren muchas, espero que los hurones machos estén a la altura y les correspondan debidamente. Con amor, eso sí.

Podríamos hablar también de la explotación laboral que sufren las abejas o la aburrida reproducción asexuada de algunas especies, la cara del Pez Borrón, o muchas otras torpezas y crueldades de la Naturaleza. Para mí es menos inquietante pensar que todo esto es fruto del azar que pensar que hay una supuesta mano «Inteligente» detrás de todas estas chapuzas.