Fabricarse un amigo

A principios de los 90 la mayoría de los mortales no teníamos móviles con pantallas táctiles ni Internet. Hoy todos lo tenemos. La implantación de tecnologías como estas ha sido vertiginosa, nuestra generación las ha asumido de una sentada, así que con antecedentes como estos no nos debería sorprender que otras se implanten también en un par de décadas, como está pasando con los coches electricos y como puede pasar con… los robots.

Sí, los robots, ese concepto tan manido de la ciencia-ficción que nunca terminaba de llegar. Pues Elon Musk se lo está tomando en serio y está desarrollando un robot que piensa comercializar por $20.000. ¿Para qué queremos un robot en casa? Pues ya se verá, dice él, seguro que alguna aplicación útil le encontraremos. Todavía son rudimentarios, un poco inútiles y se caen, pero es cierto que están a pocos años de convertirse en algo que pronto veremos de forma habitual en nuestro entorno.

¿Tener un robot en casa? «Pepe, ponme una cervecita y unas papas, anda«, le diremos al androide que nos regalará el nieto por nuestro cumpleaños, como si de un «Alexa» con piernas se tratara. Porque le tendremos que poner un nombre, uno como Pepe o Paco, o quizás Wall-E o Robocop. Y la función principal no será tanto lo de traerte la cervecita como hacerte compañia, esa será la necesidad principal que los vendedores de robots probablemente tendrán en mente a la hora de fabricarnos a los androides de turno. Al final, todo este desarrollo tecnológico para satisfacer la necesidad más básica, la de no sentirnos solos.