Inspirador documental en Netflix, «Un Viaje al Infinito«. La cabeza todavía me da vueltas con las paradojas que el concepto infinito depara, desde encontrar infinitios no sólo a escalas galácticas sino también en las microscópicas, frente a concebir el espacio como una discreta acumulación de diminutos píxeles, o pensar que en un Universo infinito, no sólo todo lo que puede pasar, pasará, sino que puede ser replicado un número infinito de veces.
Y con esto último el concepto de infinito se vuelve más personal. Todos nosotros somos sólo una de las posibilidades de lo que podemos ser, una posibilidad intermedia entre dos infinitos, uno que tiende a ser infinitamente mejor, otro que tiende a ser infinitamente peor. Y no importa cuanto nos movamos entre esos dos extremos, siempre estaremos a una distancia infinita de nuestra version más excelsa y nuestra versión más perversa.
No sé, paja mental en toda regla, lo sé, pero en cierto modo entender que siempre estamos en la «tierra media» le quita cierta presión a lo de «maximizar» nuestras posibilidades. A mi lo que me incita a pensar es que en ese Universo de infinitas opciones lo que tenemos que tender es a ser lo que nos pida el cuerpo, a aprovechar la idea de que existen más opciones que las que habitamos, y si no nos gustan las que tenemos, pues las cambiamos.