Más de una vez he comentado que los sistemas de navegación como Google Maps nos están haciendo un poco más tontos, pero también tengo que decir que está haciendo mucho por el bienestar de las parejas. Por lo menos por el bienestar de la mía.
Hace poco tuvimos un pequeño viaje en coche a una ciudad que no conocemos, que se encuentra a más de tres horas de camino. Este tipo de trayectos en el pasado eran una fuente de tensión: mapa en mano, tratando de interpretarlo, dando indicaciones al que conduce, el que conduce que no las entiende, te pasas una calle, te paras para mirar donde puñetas estás, los niños detrás asustados porque el tono de voz a subido ostensiblemente, cuando por fin llegas, llegas enfurruñado…
En cambio, ahora, pones en el navegador tu punto de destino y los problemas se reducen a elegir la música más adecuada para el trayecto. Y ya está. Cuando llegas, llegas cansado pero contento, jovial, con ganas de disfrutar de tu destino.
Google Maps, una bendicíon para las relaciones de pareja. Cuántas relaciones habrá salvado…